jueves, 30 de septiembre de 2010
Capítulo V: Dos nuevos habitantes
miércoles, 29 de septiembre de 2010
Capítulo IV: Gracias a ellos, mis padres.
Cada despertar es ilusión y emoción. Empieza un nuevo día con muchos retos que afrontar y muchos objetivos que cumplir. Hacia muchos años que eso no me ocurría. Estos últimos años el único valor y significado de un simple despertar era que seguía vivo y que empezaba de nuevo una rutina de la que necesitaba huir. Es increíble que en tan poco tiempo todo sea felicidad en mi vida. Solo pienso en despertar, ir a trabajar, en enseñar y sobre todo ayudar a esos niños que tanto te necesitan. Ahora más que nunca mi vida tiene sentido. Los días aquí pasan volando. Las sonrisas reinan cada segundo, el cariño de los niños forma parte de la mejor rutina. Las ganas de que estos niños aprendan para que en un futuro puedan vivir sin nosotros es el reto que tanto los cuidadores como los voluntarios tenemos. Ojala fuese todo fácil, pero sin esfuerzo ni dedicación diaria esto es imposible. Para que os hagáis una idea, cada nuevo día es como volver a nacer para muchos de estos niños. Su baja capacidad intelectual hace que al día siguiente se olviden de casi todo, por lo que la dedicación con ellos es imprescindible. Si os soy sincero, no me da ningún miedo no conseguir alguno de mis retos, no me preocupa nada. Lo que más me preocupa es que llegue el día en que dejen de sonreír, pero eso es casi imposible. Todo es genial para ellos. Es tan emocionante ver que un niño consigue hacer algo en lo que has puesto días y días de dedicación. Así que no me puedo ni imaginar a los cuidadores que llevan meses y años en ello. Con todo esto, como podéis ver, soy la persona más feliz del mundo. Dicen que no te das cuenta de lo que tienes hasta que lo pierdes. Yo no he perdido nada y lo único que hago desde que estoy aquí es dar las gracias ya que soy de las personas más afortunadas de este planeta. Hoy quiero dedicar este blog a mis padres.
Papis, gracias. Gracias porque sin vosotros no estaría cumpliendo este sueño. Mis padres estos últimos años han sufrido mucho por mí, supongo que la mayoría de padres lo hacen por sus hijos, pero nunca tanto. Lo que sé es que todo lo que estoy viviendo aquí es la real y cruda realidad. Esta es la vida de la que llevan tantos años hablándome. Una vida con muchas responsabilidades, retos, dedicación y sobre todo esfuerzo. Una vida de la que se la ha de sacar una sonrisa en todos los momentos. Siento mucho que lo hayan tenido que pasar tan mal, pero a veces es difícil poder controlar todo lo que sucede en uno mismo, y su alrededor. No solo tengo los mejores padres del mundo sino que también puedo decir que conozco a las mejores personas de este mundo. Ahora se de lo que hablaban cuando me decían que era muy frustrante para ellos ver a un hijo sin hacer nada, y lo peor de todo sin saber aprovechar ni valorar todos los privilegios tanto materiales como personales. Gracias una vez más porque habéis hecho que vuelva el ´´Maiete`` de toda la vida. Ese que estaba todo el día sonriendo y feliz. Esto es un reto personal muy grande y sin duda alguna me doy cuenta de que soy capaz de esto y mucho más. Tengo la mejor familia del mundo, así hay que disfrutarla porque nunca se sabe que pasará mañana. Gracias por haber sido mi sombra siempre, pero ahora creo que esto llega a su fin. Ha empezado una nueva vida en mí. Quiero que dejéis de ser mi sombra, ahora os quiero a mi lado siempre. Si me caigo, me levantaré, pero siempre a mi lado, sin tenerme que levantar. Gracias papas, y gracias por contribuir a la felicidad de estos niños. He podido comprar comida para los pobres, comprarle mucha ropa a Ashish, pintura para las paredes del MCS… todo gracias a vosotros. Sé que es muy duro para unos padres tener a su hijo tan lejos de casa, pero a pesar de ello me dais esa oportunidad. Os hecho mucho de menos.
Us estimo, simplement gràcies. Heu ressuscitat el meu somriure i les ganes de seguir aquesta vida tan genial. Sou els millors pares del món.
Aunque creas que no puedes, puedes.
lunes, 27 de septiembre de 2010
Capítulo III: La mirada de necesidad
Primero quiero dar las gracias por las casi quinientas visitas en tan solo tres publicaciones, me encanta poder compartir esta experiencia con vosotros, y sobre todo me gusta ver cuando recibo inbox en el facebook diciendo que a pesar de la distancia a ellos les ayuda estos escritos.
Esta es otra historia que de la que no escribiré mucho ya que creo que las imágenes hablan por sí solas. Cada día pasamos por muchos pueblos y lugares para ir a trabajar al MCS (la escuela de los enfermos mentales). Los primeros días observaba mucho por donde pasaba, mi alrededor y la belleza del paisaje. Siempre hacemos el mismo recorrido. Cada día que pasaba veía en el bosque unas cuatro familias que vivían conjuntas en tiendas de campaña. Cada vez quería parar abrazarlos y ayudarles. Y ese día llegó, me fui con una amiga mía que se llama Sara al pueblo, compramos de todo, desde arroz a vegetales, juguetes, patatas, chocolate y muchas más cosas. Después de más de treinta minutos cargando kilos y kilos de comida, llegamos. Primero esta amiga fue a hablar con ellos, ya que habla Hindi, que por cierto lo aprendió mirando películas de Bollywood. Estaban encantados, vinieron corriendo hacia mí, se abalanzaban sobre la comida. El problema fue que queríamos repartirla para todos, pero eso fue imposible. La necesidad de la pobreza se apoderó de la situación. Mi amiga abrió su mochila para sacar la ropa que tenia para ellos, pero no pasaron ni dos segundos que un par de niños robaron todo lo que había dentro de ella, por suerte solo había ropa. Sara se fue corriendo, yo me quedé, ya que faltaba mucho que repartir. Quería dar ni que sea el chocolate a los pequeños. Así que empecé a gritar, y se pusieron todos en frente mio. Me hicieron caso. Allí empezaron sus sonrisas. Pude repartir la comida lo mejor posible, pero falto gente a la que repartir, ya que más tarde niñas nos siguieron pidiendo comida. Unos de mi camp dicen que no hicimos bien llevándoles comida, otros dicen que fue perfecto. Yo a veces dudo de lo que hice. Al principio me quede en un estado de shock, mucha rabia y frustración,y por otra parte las sonrisas de algunos fueron indescriptibles. Pero otros ni lo agradecieron. Pensé que el hambre no iba a superar la situación, pero me equivoqué. Me hubiese encantado poder haber estado con ellos y hablar horas y horas. Eso no fue posible, me fui medio contento y medio llorando.No sabía que se podía actuar así.La sonrisa de algunos fue increible. Hay que entenderlos, les enseñan a robar desde pequeños. Viven en la miseria. Aun hoy, sigo dudando de sí hice bien o no. Las imagines hablan por sí solas, eso es miseria de verdad. No vi mucha felicidad en sus ojos, vi necesidad. Y lo peor es que al día siguiente ya no estaban allí. Pero después de dos semanas, han vuelto. Siempre me quedaré con el sentimiento de felicidad y la ilusión y el esfuerzo de haber hecho eso. Imagine un mundo mejor donde toda esta mierda no pasase…
Imagine
Imagine there's no heaven
It's easy if you try
No hell below us
Above us only sky
Imagine all the people
Living for today...
Imagine there's no countries
It isn't hard to do
Nothing to kill or die for
And no religion too
Imagine all the people
Living life in peace...
You may say I'm a dreamer
But I'm not the only one
I hope someday you'll join us
And the world will be as one
Imagine no possessions
I wonder if you can
No need for greed or hunger
A brotherhood of man
Imagine all the people
Sharing all the world...
You may say I'm a dreamer
But I'm not the only one
I hope someday you'll join us
And the world will live as one
jueves, 23 de septiembre de 2010
Capítulo II: Mas que unas simples escaleras
Ayer dije que hoy escribiría un poco más sobre mis primeros días, pero no puedo esperar, necesito contar algo que es tan difícil de describir que hare todo lo posible para poder expresar lo que siento al respecto. Mañana seguiré explicando mis primeros días.
No sé por dónde empezar. Ya llevo casi un mes trabajando en la escuela con los niños con problemas mentales, y sinceramente es una pasada. Es muy duro y cansa muchísimo pero como ya dije, su sonrisa y su mirada es el premio de todo este esfuerzo diario. Suena mucho a tópico, pero me sorprende cada día más la felicidad de esta gente. No tienen nada, absolutamente nada! La mayoría de ellos además vienen de familias muy pobres, con deciros que cobran unos diez euros al mes y ni eso os podéis hacer una idea. Y encima tienen unos problemas que para hablar en plata, son una putada.
Uno de los treinta y pico niños que cuido se llama Ashish, no voy mentir, es mi favorito. Ashish tiene una discapacidad de medio cuerpo, eso quiere decir que toda la parte derecha de su cuerpo es decir manos, piernas, medio cerebro... no lo sabe controlar. A la vez tiene una edad mental de entre tres a cuatro años. Con lo que es casi imposible enseñarle muchas de las cosas principales que serian perfectas que supiese. Bueno pues un día bajando desde el tercer piso, vi como uno de los profesores le cogía en brazos en cambio de enseñarle como bajar solo por las escaleras, si os soy sincero eso me impactó. Me impactó porque si algo has de tener con estos niños es paciencia, por lo tanto no entendí porque no le enseñaba a bajar las escaleras. Así que decidí cogerlo y me espere a que todos bajasen para que tranquilamente bajásemos los dos. Él entre sonrisas, como siempre, no entendía nada. Le hice bajar las escaleras él solo. Me di cuenta que era algo tan difícil que casi iba a tirar la toalla, pero no lo hice. Estuvimos unos veinte minutos en bajar un piso y medio, se caía casi todo el rato, y no controlaba nada. Me fui al campamento con mala espina. Sabía que eso no podía acabar así, no podía dejar que su discapacidad fuera la escusa de la incapacidad de bajar las escaleras. Sabía que podía bajarlas, lo sabía, había algo que me decía que no sería fácil, pero que a pesar de todo, lo podía hacer. Cada día que podía lo cogía y le ayudaba a bajar las escaleras. Cada escalón que bajaba era una lágrima de felicidad. Realmente no sé como describirlo, solo sé que Ashish lo iba a conseguir. De no saber bajar más de un escalón a bajar tres y cuatro seguidos, eso no tiene precio. Fueron pasando los días, los intentos, los escalones, las horas dedicadas en ellos y sobre todo las ganas que yo tenía para que aprendiese a bajar esas escaleras. A veces los comentarios como: no lo conseguirás, o es imposible, me echaban para atrás, pero con solo leer mi frase ´´aunque creas que no puedes, puedes`` ya os podéis imaginar lo que hice. Seguí adelante. Si había sido capaz de bajar tres escalones seguidos, porque no los tres pisos. Desde el primer día, Ashish ha pasado a ser la razón principal por la que sigo aquí. Es increíble lo que voy a decir, pero en menos de un mes siento que este niño me ha dado la felicidad más grande de toda mi vida. No sé cómo se siente un padre cuando enseña a sus hijos cosas, y ver que a pesar de lo difícil que es, lo aprende. Creo que para mi Ashish es como un hijo o un hermano pequeño con unos problemas que no quiero que sean la razón del apartamiento social. Cada segundo que estoy aquí pienso en él. La felicidad y el amor que me da son increíbles. Es imposible no emocionarse con él. Ashish tiene una sonrisa que a cualquiera le quitaría las penas y sobre todo te da fuerza para seguir viviendo, y te ayuda a ver que la vida es maravillosa y que hay que vivirla al máximo, me recuerda mucho a una amiga llamada Berta.
Han ido pasando los días y cada día bajaba un poco más. Veía la felicidad en su cara. Como se debía sentir cuando veía que podía hacerlo solo sin ningún tipo de ay
Hoy más que nunca, aunque creas que no puedes, puedes.
Supe que lo haría y lo hizo. Estoy seguro que con estos niños he aprendido, estoy aprendiendo y aprenderé más que en toda mi vida. Esto es un sueño.
miércoles, 22 de septiembre de 2010
Capítulo I: Así empezó todo…
Como conté ayer, las ganas de ser partícipe de una experiencia así eran enormes. Así que me puse en marcha para encontrar un proyecto y sitio que valiesen la pena. En todas las ONGS que encontré no les interesaba alguien sin experiencia ni con mi edad para poder trabajar. Me empecé a desesperar porque pensaba que era fácil, más que nada, creo que con ganas e ilusión es suficiente. Finalmente, como no, mi madre la encontró! Así que aquí me encuentro, trabajando con IDEX, una organización de la India. Sinceramente me daba absolutamente igual donde iba a trabajar, yo solo quería ayudar. Así que a finales de agosto mi destino se citaba en la India, exactamente en el Himalaya. Y aquí estoy.
Los primeros días en India fueron muy emocionantes ya que me encontraba en un país precioso y muy especial. Completamente solo, con una cultura completamente distinta y sobre todo una forma de vida que no tiene nada que ver con la de Barcelona. Llegué a Nueva Delhi donde pase mi primera noche y conocí a los que más tarde fueron mis compañeros aquí en el Himalaya. Una vez llegaron los que faltaban, fuimos a Jaipur, donde se encuentra la sede principal de IDEX. Allí pase tres días más. Durante las mañanas teníamos charlas sobre la cultura de la india, la situación de la mujer, la religión, también nos enseñaron algunas palabras en Hindi… Por las noches nos agrupábamos en familias de Jaipur, con el objetivo de integrarnos perfectamente con las costumbres de aquí y con la forma de vida. Fueron magníficos esos primeros días, pero yo no podía esperar más, necesitaba llegar de una vez al Himalaya. Pero como todos sabemos, lo bueno se hace esperar, así que antes de empezar mi ayuda humanitaria, nos fuimos a Agra a visitar el famosísimo y decepcionante, en mi opinión, Taj Mahal. Supongo que tenía demasiadas expectativas en el.
Por fin llegó el día! Nos íbamos a Nueva Delhi, por cierto, siete horas más en coche para coger el tren que trasnochando en el, llevaba como destino el Himalaya. Y así fue, después de pasar una experiencia inolvidable en el tren que nunca olvidare en mi vida por razones como el olor, la limpieza, el polvo… llegamos al Himalaya y cogimos otro coche, y hacia el campamento. Después de cinco horas, solo tenía lagrimas en mis ojos, lagrimas de felicidad! Si, al final llegué! Después de tantos años, tantas ganas puestas en esto y tanto esfuerzo… Por primera vez vi que mi sueño se estaba cumpliendo.
Llegué a mi nueva casa, emocionado y feliz, empecé a cotillear cada rincón de lo que sería mi casa durante estos meses. Sin ducha, durmiendo con más gente, lleno de insectos, todo lo que en Barcelona sería horrible, aquí es un lujo. Un lujo porque tengo ventanas con cristal, tengo luz que a pesar de que suele irse muchas veces, funciona de lujo. Y lo más importante, comida y agua! El primer día fue para descansar y sirvió para conocer a la gente que ya estaba aquí, y a los trabajadores que los admiro cada día más. Me recuerdan a mi padre, el hombre más trabajador del mundo que conozco.
Y por fin llegó el día, el día en que nos llevaron a visitar todos los proyectos en los que más tarde íbamos a trabajar. Después de eso, lo tuve clarísimo! Sin duda alguna quería trabajar en el MCS, que es la escuela de los niños con problemas mentales, y por las tardes en el orfanato.
Mañana os contare más, os presentaré a mis alumnos, y empezare a escribir sobre todos los sentimientos y anécdotas de mi estancia aquí.
Aunque creas que no puedes, puedes.
ओस क़ुइएरो!